Hace ya un mes de la tragedia de Ceuta donde han muerto quince subsaharianos en su intento de cruzar al que ellos creen ser el “nuevo mundo”. Este mundo nuestro, del cual nosotros renegamos, mientras vemos a nuestros hijos, desesperados como ellos, pensando, planificando y organizando su partida hacia otros lugares en busca de trabajo.
La llamada crisis fronteriza producida por las avalanchas de inmigrantes que intentan saltar las vallas viene de años atrás. En 2005 mueren tiroteadas once personas, cinco de ellas en la misma zona española de Ceuta y seis al ser repelidos por los agentes marroquíes cerca de Melilla. En 2006 se produce la crisis de los cayucos en las Canarias y fallecen tres inmigrantes en Melilla. En 2012 vuelven los saltos a las vallas y fallece un soldado marroquí; pero fue este último mes de febrero el más prolífero y más sanguinario al morir ahogados quince ciudadanos africanos en la playa de Tarajal en su intento de cruzar al territorio español. Estas muertes en vez de frenar los intentos de asaltos los han hecho aumentar en los días sucesivos a la tragedia, llegando a contabilizarse hasta 1.500 personas en un mismo intento, al grito de “ahora o nunca” y en una desesperada acción.
Aunque el Ministro de Interior que, en estos últimos días visitó la zona, defendió a capa y espada la actuación de la Guardia Civil, ha quedado registrado y grabado su proceder en esa noche trágica: disparo de pelotas de goma y botes de humo a los desesperados nadadores, devoluciones en caliente,… que ellos y sus superiores niegan tajantemente.
Los expertos dicen que hay unos 40.000 inmigrantes subsaharianos ya en territorio marroquí, preparados para el asalto y otro tanto esperando en Mauritania y en el territorio argelino, a la espera de introducirse en Marruecos. Pero la verdad no es esa, la verdad es que habrá cerca de ochocientos millones de africanos (1100 millones es el total de habitantes del continente) dispuestos a llegar hasta Marruecos y cruzar el estrecho huyendo de la miseria, la opresión, el paro y el hambre. Seguro que el destino de estos seres no es sencillamente España, sino que pretendan llegar hasta Gran Bretaña, Alemania, Francia, Bélgica, Holanda,… etc., países que en su día los han colonizado y en muchos casos son responsables de las miserias que están padeciendo e incluso habrán apoyado y consolidado en el poder a los dictadores africanos que los están oprimiendo y empobreciendo.
Pero esto no es todo amigos, tampoco se olviden de Gaza, Siria ni de Egipto.