Monseñor Martínez, el arzobispo de Granada, la ha “cagao”. No le bastará con haberse postrado y planchado su sotana con su largo cuerpo en el suelo ante el altar de la catedral de su ciudad para pedir perdón durante unos minutos con toda la plana mayor de sus ayudantes.
El arzobispo, después de recibir un par de llamadas del Papa Francisco relacionadas con la carta que el joven Daniel envió a la Santa Sede, lo único que ha hecho, y seguramente después de protestar “por lo bajini”, es suspender de sus tareas a los imputados y sustituirlos por otros miembros del clan, el famoso clan de los “romanones”. Estos, apadrinados y guiados por el padre Román, a quien deben el nombre, han constituido un macabro grupo de pederastas, una red de depravados y viciados que andaba reclutando a menores para organizar orgías, cometer abusos sexuales y Dios sabe qué más cosas, distribuidos por toda la provincia de Granada, donde poseían propiedades, casas y chalets para acometer tales fechorías.
La denuncia del joven Daniel ante la Fiscalía Superior de Andalucía que ha ordenado a la Fiscalía de Granada interponer la pertinente denuncia contra los afectados, ha llevado hasta el momento, a que se produzca una segunda denuncia, y Dios sabrá.
Lo que nadie se esperaba, y menos el Joven Daniel, es que el Papa tomara cartas en el asunto con tal rapidez. La Iglesia que tantas veces se ha negado a reconocer estos hechos denunciados por todo el mundo, ha guardado siempre silencio ante los abusos sexuales, acoso, tocamientos y masturbaciones de párrocos y miembros de diócesis. Pero esto se ha acabado y el Papa Francisco ha comentado que “no se puede esconder la verdad”.
Al parecer, y es de agradecer, el nuevo Papa no quiere secretos, manipulaciones ni abusos de ninguna clase en su pequeño gran reino. Por ello atisbo que tiene ante él una gran y ardua tarea. De momento ha obligado a dimitir al arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, por haber autorizado el pago de una indemnización de 105.000 euros a un diácono que no llegó a ordenarse sacerdote. Y relacionado con la pederastia, su santidad le ha declarado la guerra ya que había ordenado el pasado septiembre la detención del ex nuncio de la Santa Sede en Santo Domingo, el polaco Jozef Wesdowski, acusado de haber abusado sexualmente de varios menores.
Seguramente que el próximo en caer es su “eminencia” el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, conservador de la vieja guardia, amigo de Rouco ya que ha sido su obispo auxiliar, y hombre muy dado a protagonizar polémicas en todos los frentes por aquello de que aquí se hace lo que yo ordeno y mando. Lo digo porque, al parecer, el señor arzobispo parece desoír las directrices del Papa de Roma que es quien realmente ordena y manda en la Iglesia.
Sea lo que sea, por favor no se olviden de Gaza, Egipto, Siria ni de Irak.
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Que viene Podemos!!!
Podemos ya se ha revelado como la nueva fuerza política en España. Ha nacido, como quien dice, de la nada, se está consolidado después de provocar un estruendo tan fuerte que ha desestabilizado hasta a los más “pintaos”. Las elecciones al Parlamento Europeo lo han dejado muy claro. Llegó el terror y el pánico, y los cuatro partidos más votados han perdido el horizonte además de muchos votos. Han sembrado, cosechado y recogido piojos. No dejan de rascarse, pellizcarse, azotarse y tirarse de las orejas para cerciorarse de lo que les ha pasado. Pero en su fuero interno, con su arrogancia y presunción, no serán nunca capaces de reconocer que lo han hecho mal y que lo sucedido no es más que consecuencia de su arbitraria voluntad y capricho. Sus abusos, malas acciones y gestiones han hartado al votante, al ciudadano de a pie que lo único que tiene es esa poderosa papeleta que introduce en la urna cuando le toca.
Según las encuestas que podemos aceptar o no, creer o rechazar, Podemos sería en la actualidad la primera fuerza política del país en caso de celebrarse unas elecciones. Obtendría el 28,3 % del electorado superando en dos puntos al Partido Popular y en siete al Partido Socialista. Izquierda Unida y UPyD experimentarían un frenazo en su intención de voto con el 4,5 y el 4,2 % de los votos.
El pasado mes de mayo, Podemos obtenía 1,2 millones de votos, o lo que es lo mismo, el 7,9 % de los sufragios. Con esta actual suposición y teniendo en cuenta la intención de voto, el partido de Pablo Iglesias multiplicaría por cuatro los votos obtenidos en las europeas, lo que supondría un asombroso éxito y una gran decepción para el resto de partidos.
La irrupción de Podemos en el ámbito político nacional, dicen que ha producido el “síndrome de la coleta”, ha permitido resurgir y aflorar nuevas formas de practicar y hacer política, ha roto los esquemas del bipartidismo, ha desestabilizado el sistema, ha hecho que unos jóvenes, melenudos, barbudos, minifalderas, desaliñados y casi harapientos que hasta hace poco se reunían y atrincheraban en la Puerta del Sol para protestar, rodeaban el Congreso para reclamar, hacían escraches ante los domicilios de los políticos para llamar la atención y no sé qué cosas más. Estos personajes eran perseguidos, apaleados, encarcelados y hasta mal tratados por las fuerzas del orden por producir desordenes públicos y por “incitar a la violencia”, ellos que son pacifistas. Estos personajes resulta que, por arte de magia, se prevé serán los mandamás de este país y los que dirijan el destino de los habitantes de esta zona del mundo. Gobernarán España ante los ojos atónitos de quienes hasta ahora lo hacían, malamente pero lo hacían. Estos, pasmados y espantados, siguen aún sin creérselo, o mejor dicho, no quieren creérselo ni imaginárselo. Esto podría ser o no ficción; ustedes verán. Cuando voten la próxima vez, podrían hacerlo realidad.
De todos modos, amigos lectores, no se olviden de Gaza, Egipto, Siria ni de Irak.
Vacaciones pagadas
Este país es incorregible, y me duele decirlo. Resulta que Jaume Matas, condenado tan solo a nueve meses por tráfico de influencias, amén de los seis casos que tiene pendientes todavía con la justicia y, sobre los cuales tengo muchas dudas de que salga condenado; Matas, digo, ha obtenido el tercer grado penitenciario tan solo tres meses después de ingresar en prisión. Más aún, el personaje vuelve las noches a dormir al centro penitenciario de Segovia, pero no en una celda normal, sino que acude a un espacio más abierto donde la vida, la seguridad y la vigilancia son más llevaderas. O sea que acude a pasar las noches de lunes a viernes al hotelito de la prisión, disfrutando de permisos los fines de semana. Pero aunque un juez de Valladolid, que se ha ganado unos aplausos, ha desautorizado al Gobierno “con dureza” por encarcelarle, me temo que su protesta no va a encontrar oídos limpios y se va a quedar en un deseo frustrado.
Este trato y este privilegio son idénticos a los otorgados al expresidente del Barça José Luis Núñez que, acompañado de su hijo, está pasando unas frías vacaciones cerca de casa, en su querida Barcelona. Ellos dos, dicen las malas lenguas, tienen un patio privado y seguro que también jardín para pasear. Padre e hijo, juntitos de la mano, pasaron frío la noche del domingo cuando fueron ingresados en un módulo reservado para policías y agentes de seguridad, un módulo “para personas que precisan una especial protección” en la prisión de Cuatro Caminos, situada a 25 kilómetros de Barcelona, donde no compartirán patio, actividades ni comedor con el resto de internos.
Y yo me pregunto ¿por qué la Justicia nos juega estas pasadas?, ¿por qué estas personas, juzgadas y condenadas no ingresan con sus semejantes en prisiones normales?, ¿por qué se empeña en separar lo inseparable?, ¿por qué estos privilegios?
A estas alturas me voy a creer aquel comentario y aquella fotografía que circularon por las redes sociales, esencialmente por wassap, donde se comentaba que el PP estaba amueblando, adornando y embelleciendo las habitaciones (celdas), los pasillos y los patios de las cárceles por lo que puede pasar ya que no hay hotelitos ni reservados en todos los centros penitenciarios del país.
Volviendo a la seriedad, ¿qué cara se le queda al ciudadano de estos tejemanejes que se traen jueces, fiscales, abogados y Gobierno, sobre todo en condenas por tráfico de influencias y soborno a inspectores de Hacienda como en estos casos. ¿Por qué estas medidas proteccionistas si los condenados en ningún momento y en ningún caso han expresado asunción de los hechos ni arrepentimiento y nadie parece que aspira a tener buenas perspectivas de inserción.
Queridos, no se olviden de Gaza, Siria, Egipto ni de Irak.
Más catalanes que independistas
Esta es la única verdad dicha por Rajoy en su comparecencia de esta semana, tres días después de celebrarse la consulta planteada por Más y sus socios el pasado domingo 9 N. Rajoy, después de afirmar que las dos terceras partes de los catalanes se han quedado en su casa y han pasado de la consulta, y que tan solo un tercio se había acercado a las urnas de cartón dispuestas en los colegios, protegidas por 40.000 voluntarios.
No sé por qué pero Rajoy niega que la consulta se haya celebrado, hasta ha llegado a decir que fue un simulacro. A parecer, a nuestro Presidente le cuesta reconocer las cosas y ésta no ha sido la primera vez. En otras ocasiones ha negado lo innegable y ha hecho oídos sordos. Éste es tan sólo un problema de ahora, de hoy. Y nosotros sabemos que siempre ha sido así.
Rajoy no se ha pronunciado. No nos ha explicado las gestiones que tenía preparadas por si acaso Mas continuaba con su órdago al Tribunal Constitucional, si es que había pensado hacer algo. Rajoy ha preferido dejar el problema en manos de la Fiscalía General del Estado. Se ha lavado las manos y también ha pasado. Así estamos. Una semana después de la desobediencia, nadie ha tomado cartas en el asunto. Ha habido una reunión de fiscales pero resulta que seis de los nueve miembros que forman la Fiscalía Superior de Cataluña se oponen a presentar una denuncia contra Artur Mas, su vicepresidenta Joana Ortega y los consejeros de Educación e Interior Irene Rigau y Ramón Espadaler ya que consideran que no existen indicios de delito y que la convocatoria del proceso participativo ha sido una decisión política, que no tendría que acarrear efectos penales por tratarse simplemente de una desobediencia. Pero, que yo sepa y entienda, una desobediencia también debería tener una represalia, un castigo.
El tema, que es muy serio, se lo están tomando con mucha calma. A Mas se le ha visto estos últimos días muy suelto, despreocupado, en su salsa y hasta contento. Habría que adivinar qué está preparando y pensando para el presente no tan lejano. De momento no quiere convocar elecciones porque se sentirá seguro y arropado aunque sea tan solo por esos votos que han acudido, a veces más de una vez, a expresar su idea aquel 9 de noviembre. Lo malo es que sus socios no le siguen la corriente. No quieren votar los presupuestos que les ofrece el supuesto enemigo centrista.
Esto no está nada claro, pero no se olviden de Gaza, Irak, Siria ni de Egipto, ya que allí tampoco lo tienen despejado.