Lo peor que puede pasar en una democracia es que un miembro del Parlamento, pertenezca al Gobierno, a la oposición o al partido gobernante, sentado en los confortables sillones azules o rojos, mande desaparecer o callar a otro miembro del redil. Eso hizo el presidente del Gobierno cuando en el debate del Estado de la Nación le dijo a su principal oponente que se fuera y no vuelva al hemiciclo; y eso también hizo su ministro de Defensa, Pedro Morenés la semana pasada al llevarse su dedo índice a sus insignificantes, secos, cortados y agrietados labios para indicarle a una compañera de la oposición, la upeidista Irene Lozano, que se calle, en un sitio que está constituido esencialmente para respetar, compartir, hablar e intercambiar opiniones, e incluso si hace falta, discutir. Han sido dos gestos de mala educación, de mal talante y de consecuencias muy negativas, sobre todo ahora que estamos en precampaña electoral.
Oiga señor Morenés, usted podría haber salido indemne, incluso defendiendo a la comandante Zaida Cantera. Usted no tenía más que pedir perdón por las circunstancias que la mujer ha pasado y anunciar que investigará los hechos para hacer justicia y restablecer el orden. Mire, usted, como responsable, no puede permitir que “bajo su mando” un subordinado suyo pueda humillar, vejar y aprovecharse de alguien, bajo ninguna circunstancia. Eso es lo que hay y si usted no puede cumplir con esto, dimita y váyase.
Aquí realmente caben dos acepciones: o está usted de acuerdo con el jefe de la comandante y es usted un machista redomado ocupando un cargo de mucha responsabilidad que claramente no se merece, o no sabía usted qué decir para proteger a un infame militar a quien, por activa y pasiva, tenía que defender, usted sabrá porqué, por lo que tampoco se merece la confianza de su jefe (que normalmente no está para solucionar problemas por si acaso le salpica). En este caso, usted y su jefe deberían dimitir e irse a casa sin jornal ni sueldo ni fiesta de despedida.
Por otro lado, el ministerio de Justicia está cambiando la ley procesal donde se sustituirá el apelativo de imputado por investigado y acusado por encausado. En el mismo sentido, el expresidente del Gobierno Felipe González ha comentado en una entrevista que “es un error excluir a todos los imputados de las listas electorales” y del juego político por principio. Los dos partidos PP y PSOE, hasta ahora mayoritarios, temen quedarse sin candidatos para presentar a las próximas elecciones, teniendo en cuenta el número de sus miembros, sobre todo de máxima confianza, que se encuentran imputados en uno u en otro juicio, esencialmente por corrupción. Así es, ellos se preocupan porque saben a ciencia cierta que no habrá en este país políticos con experiencia que puedan utilizar para preservar su hegemonía. Miren ustedes, disfrácenlos como quieran, llámenles como les parezca, sólo les advierto que ellos no dejarán de ser corruptos, serán reincidentes y nosotros los conoceremos a simple vista. Hagan ustedes un análisis de conciencia y verán.
Pero de todos modos, gracias por no olvidarse de Gaza, Egipto, Siria ni de Irak.