Mano dura
En Bagdad, la capital iraquí, se ha celebrado una multitudinaria boda de 250 parejas entre los jóvenes combatientes de Daesh. Las autoridades del Estado Islámico junto a empresas privadas, dicen las noticias, han regalado a los desposados un completo y equipado cuarto de matrimonio, una nevera y una televisión. Eso hacen in situ para animar a sus cachorros, mientras en el territorio español ofrecen a las familias de los nuevos adheridos de origen marroquí unos 20.000 euros por cada miembro que parte hacia esas tierras para defender su ilegal y ficticia república.
En Marruecos, según su ministro de Interior, se han desarticulado desde el verano de 2013 hasta ahora unos treinta grupos terroristas. Expertos y agentes nacionales e internacionales opinan que son muchos los factores que han frenado y frenan continuamente las tentativas terroristas de Daesh en este país, que fue el primero en ser amenazado. Entre estos factores se encuentran la estricta vigilancia a la cual se encuentran sometidos los posibles lobos solitarios, la destreza, la experiencia y profesionalidad de los cuerpos de seguridad nacional, las estructuras del ámbito religioso, la estabilidad y la apertura política que vive el país,…
El ministro marroquí de Interior confirmó al semanario Jeune Afrique la detención de 156 personas en los aeropuertos y fronteras del país provenientes de Turquía, Líbano o a través de Europa, cuando retornaban a Marruecos con origen de los territorios del Estado Islámico. Se supone que unos 1350 marroquíes se unieron al grupo desde 2013, algunos de los cuales ocupan puestos importantes y de mando entre los grandes jefes radicalistas del terrorismo islámico. De todos modos no se puede bajar la guardia ya que estos malditos se la tienen jurada a todo bicho viviente donde se halle.
Las libertades personales están últimamente puestas en entredicho en el vecino país. Después de la anulación del juicio emprendido contra las dos jóvenes minifalderas de Inezgan después de verificarse que sólo combatían la calor y no provocaban a nadie, la paliza a que fue sometido un travesti en la ciudad de Fez grabada en vídeo y emitida por YouTube y la aparición de una pequeña cuadrilla de gays en Casablanca, grupos de solidaridad y protesta han tomado las calles en apoyo a las personas dañadas o amenazadas por las reacciones negativas en contra de las libertades públicas emprendidas por colectivos de conservadores a quienes un edicto conjunto de los ministerios de Justicia y Libertades e Interior amenazaba de someter a juicio a cualquiera que quisiera tomarse la justicia por su mano. Estos salvadores de la patria que pretenden ejercer el control policial, manteniendo el orden que les apetece y estableciendo normas de conducta que nada tienen que ver con el Marruecos de hoy, no solo alteran la seguridad y limitan las libertades de otras personas, libertades públicas que el país ha podido conseguir gracias a la lucha de muchas mujeres y muchos hombres por lograr una sociedad moderna, tolerante y respetuosa con las ideas del prójimo.
El mayor agitador del momento y el más grande provocador de estos grupos radicales es un tal Abdelhamid Abu Annahim, imán en alguna pequeña mezquita de cualquier suburbio, quien amenaza, regaña e insulta a cualquier hijo de vecino, desacreditando a diestro y siniestro a políticos e intelectuales con calificativos nada agradables: ateos, infieles, pervertidos, traidores, perros, monos, cerdos y burros,… motes que enardecen los ánimos e insuflan aires de venganza en los espíritus de cualquier pobre ignorante. La denuncia a que se ha visto sometido este personaje le ha arrojado tan solo un mes de cárcel, no ejecutable, y una multa de unos 45 euros que seguramente habrán abonado sus adeptos más fieles. Mano dura es lo que precisan gente de esta calaña para que cunda el respeto a las libertades personales y públicas.
Pero amigos, no se olviden de Gaza, Egipto, Siria ni de Irak.