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Archivos Mensuales: marzo 2016

moha-retrato-okCinco años se acaban de cumplir desde que Marruecos conociera su “primavera” revolucionaria. Acontecimiento que se concretó en una parcial reforma de la Constitución y en la celebración de unas elecciones libres y sin intervencionismo del Estado ni del Gobierno de turno, dando acceso al primer ejecutivo elegido democráticamente, conducido por un partido islamista moderado, el Partido de Justicia y Desarrollo.

El “20 de Febrero”, como se ha denominado el movimiento protesta que puso al país en la órbita de la “primavera árabe”, se creó sin afinidad política alguna ya que se han unido a él jóvenes de izquierdas y derechas, los barbudos islamistas e infinidad de personas sin tendencias ni afiliaciones políticas conocidas. Esta “primavera” fue sin duda el origen del mayor cambio que podía conocer el país desde la muerte del Hassan II, mediante la gestación de una nueva carta magna que produjo algún cambio en las estructuras del Estado y abrió la puerta, aunque tan solo fuera a pequeñas reformas, pero reformas al fin y al cabo.

Al contrario que con el 15M español, el 20 de Febrero marroquí no ha dado origen a la creación de un partido político. Ha revolucionado el mapa político y social del país, pero ha desaparecido sin dejar huella alguna en el ámbito geopolítico y social como ha pasado en España con Podemos.

Las manifestaciones callejeras, las sentadas en la madrileña Puerta del Sol o frente al Parlamento en Rabat, fueron el inicio de unas grandes protestas y ansiadas reivindicaciones que tenían como meta final conseguir un cambio político, acabar con la hegemonía reinante, romper los viejos moldes y hacer desaparecer la corrupción y los corruptos, entre otras cosas.

En España ya sabemos cómo han transcurrido las cosas, pero y en Marruecos ¿de verdad ha asumido el país todas las reformas deseadas o nos hemos quedado en el umbral de la puerta trasera? La experiencia me dice que las dificultades son y han sido múltiples. La reforma constitucional permitió la celebración de las elecciones más limpias del país en el último medio siglo.

Este “20 de Febrero” ayudó, aunque él no quiera reconocerlo, al presidente electo Abdel Ilah Benkiran en las elecciones más limpias conocidas hasta entonces, las de noviembre de 2011, consiguiendo formar un gobierno en coalición con otras fuerzas más minoritarias con dilatada experiencia política, aunque de tendencias ideológicas muy dispares (el Partido del Progreso y del Socialismo, anteriormente de tendencia comunista, el Movimiento Popular, ligado a zonas rurales y de tendencia bereber (amazigh), entre otros).

La legislatura 2011-2016 ha transcurrido y se está desarrollando en medio de una gran controversia. El Gobierno no ha podido mantener sus promesas electorales ni guardar el equilibrio deseado, lo que ha avivado la discusión entre las fuerzas políticas y ha encendido la cólera de la oposición (que no se han liberado de rupturas internas que han pie al transfuguismo) y de los sindicatos que se han resistido en participar en las manifestaciones del último primero de mayo y han optado por salir a la calle en todas las manifestaciones habidas y por haber.

El pasado 24 de febrero se ha llevado acabo la última huelga general convocada por las cuatro organizaciones sindicales a nivel nacional: la Unión Marroquí del Trabajo, la Confederación Democrática del Trabajo, la Unión General de Trabajadores, la Federación Democrática del Trabajo, unidas en contra de la reforma de la ley de la jubilación. Según el anunciante, las centrales sindicales o el Gobierno, la participación ha estado entre el 85% y el 25%, transcurriendo la jornada sin graves incidentes. El ganador seguro esta vez es el Gobierno que se va a ahorrar cerca de 7,5 millones de euros (80 millones de dírhams) en el sueldo de los 250.000 funcionarios que el Ministerio de la Función Pública calcula que se han sumado a la huelga dicho día. Es la primera vez que este recorte en el salario se efectúa a los vecinos del Sur y no es de extrañar que el sector privado se una a esta jugosa decisión.

Las próximas elecciones generales se celebrarán el 7 de octubre, como lo ha decidido Benkiran, sin consultar, claro está, a sus actuales socios del Gobierno, ni al resto de fuerzas políticas con representación parlamentaria. Como siempre, él se lo guisa y él se lo come.

De todas formas, no se olviden de Gaza, Siria, Irak ni de Egipto. Sus pueblos están pasando muchas penurias.