Pedro Sánchez ha triunfado en las primarias del PSOE y se ha ido a Cibeles a celebrarlo, justo unas horas antes de que llegaran los jugadores del Madrid a la emblemática plaza para confirmar el título de la Liga obtenido en Málaga, donde se han declarado ganadores de la Liga Nacional de Fútbol.
Personalmente me alegro de ambos triunfos y sobre todo del primero porque lo del fútbol no me lleva por la calle de la amargura por ser un simple aficionado. Ahora lo de la política sí que a veces me quita el sueño.
En algún tiempo había sido incluso votante del PSOE, pero últimamente me había decepcionado como a cientos de miles de votantes. Pedro Sánchez me había caído bien desde su comienzo y lo que le hicieron sus propios compañeros no tiene parangón. Ahora ha vuelto y por la puerta grande. No creo que sus enemigos de dentro le vayan a amargar la existencia, aunque en este país nunca se sabe y cosas más raras se han visto. De entrada, José Luis Corcuera, ex ministro con Felipe González ha tramitado su baja del partido después de cuarenta años de afiliación. Realmente hay que tener odio, mucho odio para proceder así, sobre todo cuando eres un personaje que había dejado la primera línea de la política y del partido. De otras personas se podía intuir por el descaro que habían mostrado en los últimos tiempos. Todavía no he visto la supuesta reacción de Eduardo Madina que había llegado a asegurar en varios foros que si Sánchez volvía a ganar, abandonaría la política. Y lo peor ha sido lo de los barones e históricos del PSOE, ellos que tenían que dar ejemplo respetando la elección de las bases, se posicionaron del lado de Susana Díaz y amenazaron con irse o, incluso, no obedecer a Sánchez si resultaba se nuevo elegido secretario general. Teniendo amiguitos como estos, quien podía pensar en enemigos.
Otro que pronto tiró la batuta es Antonio Hernando quien dimitió como portavoz del PSOE en el Congreso, la misma noche en que se hicieron público los resultados de las primarias. Pero éste, a propuesta de Sánchez, fue rescatado. Y los peor considerados y peor catalogados fueron los dos ex presidentes del Gobierno, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, por los cuales Susana Díaz le ha pedido a Sánchez que “haga una labor pedagógica entre la militancia” en favor de ellos. Bueno, todo se andará y los que tampoco tienen perdón son la presidenta andaluza y el ex presidente de la gestora del PSOE Javier Fernández, que anunció que no se volvería a presentare en Asturias. Susana Díaz sí que ha tenido que cambiar rápidamente de estrategia. La que ya se consideraba ganadora de las primarias, porque todo el mundo con alguna responsabilidad en el PSOE la felicitaba, se preparaba para ganar las elecciones generales en el 2018 ya que se suponía que Mariano Rajoy, agobiado con tanta corrupción y con miedo a no conservar las alianzas para sacar adelante los Presupuestos Generales de 2018, iba a adelantar las elecciones. Pues ni esto ni lo otro, Pedro Sánchez tiene que hacer un gran trabajo hasta la celebración del 39 congreso y seguro que enemigos ni problemas le van a faltar.
De todos modos no se olviden de Gaza, Siria, Egipto, Irak, ni de los miles de refugiados que vagan por aquí y por allá en busca de un mundo mejor.