Intransigencias
En apenas una hora, los seis miembros del Tribunal Supremo han rechazado, por unanimidad, el recurso de los familiares del dictador Francisco Franco contra la decisión del Gobierno de exhumar sus restos de la Basílica de Cuelgamuros en el Valle de los Caídos y su inhumación en el cementerio de El Pardo donde está enterrada su esposa, Carmen Polo y donde la familia tiene un mausoleo. Por fin y tras larga espera, se ha tomado esta justa decisión, pero la cosa no se ha acabado todavía ya que la familia Franco va a iniciar o ha iniciado ya un recurso ante el Tribunal Constitucional.
De todas maneras ¿qué hacía el cuerpo de Franco en la basílica del Valle de los Caídos junto a los cadáveres de aproximadamente 34.000 personas, muchas de las cuales él mismo, directa o indirectamente, mandó ejecutar? No sería esto un sacrilegio y una aberración. Y, por otro lado, ¿qué iba a hacer el cadáver y esqueleto de ese engendro en un lugar supuestamente tan sagrado como la Catedral de la Almudena, que aunque fue erigida en el emplazamiento de una mezquita y es una de las catedrales españolas más recientes por su construcción, tiene un gran significado religioso y es la sede del arzobispado de la capital del reino?
Bueno, vayamos a otras cosas. Resulta que después de tantos meses con Gobierno en funciones, tenemos que repetir las elecciones porque la plana que nos domina, gobierna, maneja y administra no se pone de acuerdo ni dan su brazo a torcer para formar Gobierno.
Pues que sepan ustedes, y seguro que lo saben y nosotros también sabemos que lo saben; eso que sepan que no estamos de acuerdo con ustedes, que rechazamos la transigencia, intolerancia y pitorreo con que nos tratan, protestamos y nos quejamos, les retiramos nuestra confianza si alguna vez la tuvimos en ustedes, no admitimos que sigan ahí tomándonos el pelo como lo hacen, sabiendo que viven de nosotros como nosotros lo sabemos. Es intolerable la actitud que han tomado al mandarnos otra vez a las urnas por no cumplir ustedes con su deber.
Ustedes políticos de pacotilla, que son incapaces de ponerse de acuerdo, incapaces de dialogar, negociar, parlamentar, pactar, acordar y resolver, mirando el interés de los ciudadanos que les votan, les sostienen y apadrinan, no merecen estar allí. ¿Por qué no dejan de mirarse los ombligos y descentrarse un poco de sus propios intereses, de su egocentrismo y trabajan aunque sea tan solo un poco por y para el país? No les parece una vergüenza incumplir con su deber, hacernos gastar y financiarles otras elecciones sin motivo alguno.
Aquí donde estamos, resulta que somos el segundo país de la UE con líderes políticos más jóvenes después de Croacia. Ustedes todos, presidentes y secretarios generales de vuestros partidos habéis llegado al poder muy jovencitos. Pablo Casado con 37 años, Albert Rivera con 26, Pablo Iglesias con 36, Santiago Abascal con 38 y Pedro Sánchez con 42 años; y para colmo resulta que Íñigo Errejón pretende ser Presidente de este país con 35 años. Todos ustedes y sus segundones son muy jóvenes amigos. Y, ¿a que no saben a qué edad tomaron el poder sus antecesores? Pues miren, se lo voy a decir, Felipe González, el más joven de la democracia española, fue líder del PSOE con 32 años, pero Aznar fue presidente del PP con 37, Zapatero tomó las riendas con 39 años, Santiago Carrillo y Adolfo Suárez con 45 años, Julio Anguita con 46, Mariano Rajoy y Joaquín Almunia con 49 y Alfredo Pérez Rubalcaba, que en paz descanse, con 60 años.
No me digan que es el cambio generacional. Les aseguro que estos últimos personajes de nuestra historia aprendieron y maduraron en años muy difíciles y ustedes cuando nacieron, como me decía mi tío Omar, un tío no tan carnal, muy amigo de mi padre y a quien yo respetaba mucho, me decía a mí, refiriéndose también a toda mi generación nacida a primeros de los años cincuenta del siglo pasado, que “vosotros habéis nacido en la era de la abundancia y todo estaba ya inventado”. El hombre se refería a que la vida para nosotros ha sido, es y será muy fácil.
Pues miren ustedes no se lo vamos a hacer ni dejar que sea tan fácil. Vamos a ir a votar, y cada uno a lo que le parezca por supuesto, pero no les vamos a perdonar ni permitir excentricidades ni extravagancias. Les vamos a controlar y el voto se lo vamos a dar con mucho miramiento. Así que ándense con ojo, sean razonables y déjense de monsergas.
Pero no se olviden de España ni de Marruecos y tampoco de Gaza, Siria Irak, Egipto, ni los miles de refugiados e inmigrantes que buscan alojamiento en algún rincón de este planeta.