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Archivos Mensuales: abril 2020

Resistiré, es la canción de moda, una sintonía que se ha convertido en el himno de la resistencia frente al Coronavirus en la España del 2020. Pero Resistiré nació en 1988 como un mensaje de esperanza que un hijo le escribió a su padre, en prisión y con una condena a muerte, por haber estado en el bando que perdió la guerra civil. La canción es del letrista (escribió 1.300 canciones) y periodista deportivo Carlos Toro Montoro y el Dúo Dinámico la convirtió en un gran éxito. El padre, a quien iba dirigido el mensaje, era Carlos Toro Gallego, militante del Partido Comunista cuya mujer luchó hasta que logró permutar la condena a muerte por 19 años de prisión.

Resistiré nos ha conmovido. Todas las tardes, a las ocho en punto, la tarareamos desde el balcón, homenajeando a las personas del servicio público que lo están dando todo por nosotros. Médicos, enfermeros, auxiliares, limpiadores, policías, bomberos, todos de ambos sexos están sufriendo y luchando para que nosotros salgamos bien parados. Al mismo tiempo, con Resistiré luchamos todos, nos enfrentamos a nuestros egos, bajezas, cabreos, desdenes, miedos, tristezas y soledades. Con ella de escudo, nos podremos enfrentar a todo.

Dicen los expertos que la presente pandemia va a cambiar muchas cosas. Dicen que cambiaremos nosotros, cambiará nuestra suerte, nuestra vida, nuestras relaciones, nuestra visión de las cosas, nuestra configuración y no sé qué más. Cambiaremos vale, para bien o para mal y en qué sentido. El mismo Henry Kissinger, en plan pesimista, ha declarado que las consecuencias del Coronavirus van a durar varias generaciones y que el sistema mundial cambiará para siempre.

Durante este último mes hemos visto cosas muy curiosas. De entrada han circulado varias teorías que pretenden señalar qué o quién es el responsable del Covid-19. Se dice que pudo ser una conspiración china, conspiración griega contra la economía china, epidemia ideada por el capitalismo para matar a los viejos, virus creado para vender medicinas y hasta que es la maldición de las décadas terminadas en 20 (1.320, 1.520, 1.920, 2020).

Del mercado han desaparecido algunos productos que podríamos considerar importantes para resistir al coronavirus. No encontramos alcohol, gel desinfectante, mascarillas, guantes, el papel higiénico, etc. Éstos se han convertido en mercancías de lujo, tan codiciadas que sólo circulaban bajo cuerda y se traficaba con ellas, como con las armas, las drogas, los seres humanos. Eran y son productos de mucho valor que se podrían cotizar en el mercado bursátil. Como ejemplo, el 7 de abril busqué en la red mascarillas y realmente las encontré, en paquetes de diez unidades a 15,95 €, con envío gratis, pero con la fecha de entrega entre el 20 de mayo y el 10 de junio. Encontré máscaras de filtración a 29,99 € la unidad y la fecha de envío, nada segura, pero se anunciaba en 24/48 h. Los guantes de vinilo tenían un precio entre 13,63 y 18,17 € pero la fecha de entrega se calculaba entre el 28 de abril y el 13 de mayo. O sea que ídem de ídem.

Otra cosa que llamó mi atención ha sido el IVA que se aplica a ciertos productos. Dato en el cual normalmente no suele uno fijarse. Pues sorpréndanse, al papel higiénico se la aplica un IVA del 21 %, como a la cerveza, el vino y demás. A ciertos panes (de molde, hogaza, multicereal, de torrijas) se les aplica el 10 % y tan solo a la barra de pan de siempre el impuesto es del 4 %. En general a la mayoría de los productos, aunque fuesen de primera necesidad, se le aplica el 10 %.

De las cosas tan curiosas de que hablé más arriba, puedo referirme a la mascarilla que se ha fabricado un paisano con la cáscara de media naranja. Considero que es una genialidad aunque no proteja mucho. Y como tiempo nos sobre, alguien comentó que en vez de poner los garbanzos en remojo, para prepararse un rico cocido, los va pelando de uno en uno. Se anuncia también que es el momento preciso para recuperar Gibraltar ya que el corona-escéptico de Boris Johnson (como lo define mi amigo Lorenzo Silva), se encuentra ingresado con el coronavirus, el Príncipe Harry exiliado está y la Reina Isabel II se encuentra confinada. O sea que no hay resistencia ni quien pueda protestar.

Bueno, personalmente y como cualquier hijo de vecino, resistiré. Resistiré, para seguir viviendo, como en la canción que seguiré tarareando hasta el final. Todo sin olvidarme, y ustedes tampoco deben hacerlo, de Gaza, Siria, Irak, Egipto, ni de los miles de refugiados agazapados en cualquier rincón del mundo.

El Gobierno ha prolongado el estado de alarma del Coronavirus hasta el 26 de abril, y el presidente Sánchez ha asegurado que habrá sucesivas prórrogas de este estado, con nuevas medidas sobre la limitación de circulación de los ciudadanos. Hasta esa fecha, nuestro confinamiento que empezó el domingo 15 de marzo, habrá cumplido solo seis semanas; poco tiempo si lo comparamos al dedicado a ello en China. Justamente nosotros habremos alcanzado la mitad de tiempo empleado por los chinos, que ayer mismo celebraron una fiesta a lo alto por su salida del virus.

Lo más gracioso del tema, y me parece de los más normal, es la cantidad de bromas, bulos, chistes, verdades, mentiras, mensajes, correos enviados y recibidos que se han generado desde el comienzo de esta pandemia. Lo más aplaudido es la solidaridad del personal de la sanidad por su esfuerzo y sacrificio, a pesar de las necesidades y del material escaso que han tenido para afrontar el peor virus conocido hasta ahora. Se ha notado la nefasta política del Partido Popular desde que tomaron las riendas del país en 2008. Entonces empezaron con los recortes, los copagos y la imposición de la sanidad privada, preocupada por ganar dinero más que por asentar un sistema sanitario que proteja a todos los ciudadanos.

Han circulado últimamente noticias muy raras que nos han sorprendido enormemente. Resulta que, como saben ustedes, el coronavirus tiene su origen en la ciudad china de Wuhan que se encuentra a 629 Km de la capital económica Shanghai y a 1.052 de Pekín donde se encuentran los altos cargos del país. Pues que sepan que ninguna de estas dos ciudades ha conocido el virus que sí alcanzó Milán que se encuentra a 8.700 Km, Londres a 8.880, París a 8.900, Madrid a 9.830, Irán a 6.550, India a 3.575 y sobre todo a Nueva York que está a 12.000 Km.

La Bolsa se ha desplomado en el mundo nada más aparecer la pandemia. Los índices bursátiles Ibex 35 (España), FTSE 100 (Gran Bretaña), CAC 40 (Francia), DAX 30 (Alemania), FTSE MIB (Italia), AEX (Países Bajos), Nikkei 225 (Japón), Hang Seng (Hong kong), Dow Jones y Nasdaq Composite (EE.UU.), han caído enormemente. Solo a modo de comparación el índice chino Shangai Composite que cotizaba a 3.000 se quedó en 2.700, mientras el Nefty de la India bajó de 12.000 a 7.000.

Al parecer el coronavirus está cambiando la concepción que tenemos de nuestra vida actualmente. Estamos asistiendo a situaciones muy raras e inconcebibles. Resulta que este virus ataca a ricos y pobres, nobles y plebeyos, bellacos y buena gente. Que un trabajador de la sanidad vale ahora más que un futbolista, que el petróleo a 40 $ no vale nada si no hay consumo, que ni las grandes potencias están preparadas para resistir a semejante virus, que se hace imprescindible invertir en salud más que en la banca, que nuestros mayores nos necesitan, que lo digital no es el futuro, que el contacto humano es necesario y más importante, que conseguir una cama en un hospital público es con enchufe y soborno y que los ricos e importantes de nuestra sociedad prefieren los hospitales públicos a los privados. Hemos visto cómo un hijo rechaza acudir a un hospital tras la llamada de su padre, que quiere despedirse para iniciar su último viaje, por miedo a la epidemia.

El expresidente Barak Obama ha aparecido en un wasap donde advierte a los africanos (negros) para no utilizar las vacunas asesinas que EEUU y Europa les ofrece, hipotéticamente para ayudarles, cuando lo que hacen es exterminarles y utilizarles de cobayas. Hemos visto cómo se han legalizado los robos entre los estados en Europa cuando Turquía requisa respiradores que tenían como destino España, Francia que se queda con 130 mil mascarillas dirigidas a Gran Bretaña, Italia se apodera de un barco con un cargamento de mascarillas que tenía como destino Túnez, Alemania se queda con medicinas chinas dirigidas a Italia, así como la sustracción por parte de Chequia de aparatos médicos comprados por Italia.

En varias localidades de Marruecos se han visto jabalíes con sus retoños bajar al asfalto para  buscar qué comer, teniendo en cuenta la tranquilidad y el silencio que impera en los bosques.

De todos modos, estamos viviendo en una cárcel, encierro, etc., aunque lo disfracen con la palabreja confinamiento. No se olviden de Gaza, que sí ha conocido la epidemia y lo está pasando muy mal, ni de Siria, Irak y Egipto, ni de los miles de refugiados agazapados en cualquier rincón del mundo.