Brillar en el fango
En el jamás de los jamases nos podíamos creer que nos podía pasar lo que nos está pasando. Nadie en su sano juicio se lo podía imaginar. Ni el más pintao, ni el más listo, ni el guionista más creador, ni el más escurridizo, soñador, espabilado, inventor, imaginativo, ingenioso, inventivo y no sé qué sinónimos más se le podía ocurrir configurar algo semejante. Llevamos casi diez semanas encerrados y creo que esto nos está pasando factura.
Hasta hace poco, que los días eran fríos, nublados y hasta lluviosos, podíamos pensar quedarnos en casa que es mejor. El día está desagradable y ¿a dónde vamos con lo que cae? Además si resistimos un poco más, este mal se aburrirá y nos abandonará para siempre… porque no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante, como dice el refranero
Pero ahora que la primavera ha aflorado, los días son más largos porque, encima, hemos contribuimos a ello añadiéndole una hora, como si al tiempo le faltase un extra o un premio para tenerle más contento. Ahora digo, ya hemos cambiado en el baúl la ropa de invierno por la de verano, hemos descubierto las chanclas, el pantalón corto y esto casi no hay quien lo pare.
Porque, quién iba a pensar que cogería el coronavirus. Esas cosas no me pasan a mí, también lo habría dicho Isabel Díaz Ayuso, la joven presidenta de la Comunidad de Madrid y ahí estuvo, con corona y confinada pero no en su casa habitual, sino en un idílico apartamento con más terraza que dormitorio y salón. Isabel ha tele trabajado, ha probado esta manera nueva de estar en activo y funcionando pero desde casa. Bueno ella lo ha aplicado pero desde otro apartamento, con más salón y más terraza para darnos envidia. En total la señora Díaz Ayuso vive ahora en dos apartamentos de lujo, pasando de 50 a 400 metros cuadrados por tan solo una miseria, tan solo 80 € el día que hasta la fecha, dicen las malas lenguas, no han sido cobradas y se duda de si ella fuera a pagarlas.
Bueno, son las ocho de la tarde y me toca hacer una parada, toca salir a aplaudir a médicos, enfermeros, auxiliares y demás personas, de ambos sexos para no escribir médicas, enfermeras, etc., que han hecho y hacen llevadero este confinamiento que precisamente Isabel Díaz Ayuso y gente de su calaña quieren parar y hacer desaparecer.
Oiga señora, tenga usted en cuenta que no salimos de la etapa cero porque usted, y los suyos antes que usted, hicieron las cosas mal. Vendieron o mejor regalaron la sanidad a sus amigos y demás, nos dejaron sin camas, sin personal y sin recursos para afrontar cualquier virus que fabriquen chinos, coreanos o la madre que los trujo. Usted quiere darle una patada al confinamiento para satisfacer los caprichos de los suyos. Porque qué hacen los suyos, salen a las calles de Madrid a protestar contra el Presidente del Gobierno que los ha encarcelado y dejado sin poder gastarse el tanto dinero que deben de tienen, entre otras cosas,…!!!
Ideas como las suyas han empujado a los pijos del barrio de Salamanca en Madrid a salir a pedir Libertad, sin saber lo que eso significa. Que se lo recuerden al resto de españoles que durante más de cuarenta años sí han pedido Libertad cuando morir estaba a la orden del día si no pensabas como ellos querían que pensases. Los pijos de la calle Núñez de Balboa y aledañas han bajado de sus casas a la calle, se han amontonado extralimitándose al confinamiento obligado, sacaron sus cacerolas, sus cazos y demás enseres de cocina para protestar porque Pedro Sánchez y las hordas rojas les han encarcelado y encerrado en sus grandes y lujosas casas.
La Presidenta de la Comunidad de Madrid se ha lucido en esta última semana. Ha querido brillar pero ha brillado en el fango.
De todas las maneras no se olviden de Gaza, Siria, Irak ni Egipto. Acuérdense de todos esos inmigrantes que andan por ahí y por allá, agazapados y con otro inconveniente añadido, el coronavirus Covid-19.