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Archivos Mensuales: junio 2020

Desde hace ya muchos años, soy ojeador y lector de títulos de cualquier publicación o periódico. De derechas, izquierdas, centro, norte o sur, siempre me ha dado igual la tendencia política. En la Universidad leía normalmente los cuatro diarios que llegaban a mi departamento, a excepción de los deportivos que siempre he pensado que me supera su información.

Cuando estoy en Rabat, la ciudad de acogida de mis padres y donde yo mismo trabajé durante varios años, compro cuatro diarios. Tengo alucinado al “susi” (1)  de turno que amablemente y respetuosamente me cobra los 17 Dhm (1,5 € aproximadamente) de mi compra. No consigue ni conseguirá entender  la postura de un cliente que adquiere tantos periódicos, e igual ni se lo plantea porque a él le han puesto allí para vender y generar dinero.

Un tendero susi en Marruecos es una gran institución. De muy joven ingresa como aprendiz de tercera categoría en un comercio, generalmente de comestibles. Con los años va creciendo y subiendo de categoría. De tercera pasa a segunda y luego a primera donde pasa bastante tiempo y donde se le empieza a valorar. Sustituye y suple de vez en cuando al responsable, se le encargan tareas algo más complicadas que tienen que ver con el negocio, como ocuparse por ejemplo de los pedidos, atender a los representantes, pero siempre sin tocar la caja. Eso son cosas mayores y es responsabilidad y tarea del jefe. Pero un día salta la liebre y si es responsable, obediente, con ojos de lince para el comercio y para atender a la clientela tan diferente y dispar, puede aspirar a ser jefe y encargado de un comercio similar.

Servidor siempre ha sido un poco cocinilla pero sin exagerar ni nada; simplemente que no me asusta la cocina, y con el confinamiento del Covid-19 y las circunstancias, tener a mi hermana mayor con nosotros en casa pasando el encierro, se ha agudizado y hasta repetido mi presencia ante los fogones. Ahora descubrí que hago unos guisos no tan malos, pero que no se pueden comparar en variedad ni en elaboración, con las exquisiteces que elabora mi señora esposa. Bueno, mis guisos no son complicados y con este confinamiento caí en la idea de que el que se los come se muere y el que no también.

Con estas excentricidades sólo me queda decirles que no se olviden de Gaza, Siria, Irak, Egipto ni de Yemen donde, según Save the Childen, 85.000 niños menores de cinco años han muerto en los últimos tres años que dura la guerra por malnutrición aguda. Tampoco olviden a los cientos de miles de refugiados que se encuentran agazapados en cualquier rincón esperando un milagro.

  1. Susi: Ciudadano marroquí de origen de la zona de Sus (Agadir, Essaouira,..) que legendariamente se dedican en Marruecos al pequeño comercio y principalmente de comestibles.

 

Resulta que, por fin Marruecos decide, después de haber cerrado sus fronteras hace ya tres meses, repatriar a sus ciudadanos confinados en el extranjero. Se habían barajado en principio unas 17.000 personas que poco a poco fueron creciendo hasta alcanzar unas 32.000 personas, según el mismo Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos. 32.000 personas abandonadas, dejadas, rechazadas y excluidas incluso de pasar el Ramadán y la Fiesta Pequeña fuera de casa, con lo que eso significa al ciudadano medio marroquí. Nadie se lo perdonará al presente Gobierno ni a los estamentos del Estado que se supone velan por la tranquilidad, felicidad y júbilo de la ciudadanía.

Por fin digo, y después de tres meses, empiezan a repatriar a los paisanos que se encuentran en Melilla, Ceuta, Argelia con unas deficiencias y desorganizaciones jamás vistas. El Ministro de Sanidad comenta que Su Majestad ha dado la orden de agilizar la repatriación de los marroquíes en grupos de trescientas personas y una mano negra añade que por semana. Y nos hemos puesto a pensar. 32.000 paisanos a trescientas personas por semana, se necesitan 106,6 semanas, lo que significa 2,05 años; o sea dos años y pico. Incomprensible e inconcebible. Incomprensible desde dos puntos de vista. Incomprensible que S.M. el Rey diga esa barbaridad, e imposible que alguien piense que se deba pasar más de dos años para repatriar a unos paisanos perdidos allá por los confines de la Tierra, cuando al Covid-19 no se le da más de dos meses de vida.

Personalmente en estos casos, siempre digo aquella frase de “Dios nos pille confesados” y en este caso más todavía porque no me lo creo. No me creo lo que estoy viendo.

Los medios en seguida toman nota de todo y no les digo cómo funcionan y lo rápido que lo hacen el WhatsApp, el Twitter, el Faceboock y demás.

  • Oiga van a empezar por lo de siempre, París que es lo más importante.
  • No primero Turquía, Arabia y los países del Golfo.
  • Qué va, primero España que está más cerca y será Madrid, Barcelona y Bilbao, después de Ceuta y Melilla.
  • Sí, se los llevarán al pequeño aeropuerto de Sania de Rmal en Tetuán.
  • No, no, no, a Casablanca donde dicen que han instalado un hospital gigante, como el de Ifema de Madrid, para lo de la cuarentena. Aquí en España está claro quien se llevó el gato al agua, y en Marruecos, quién habrá sido el afortunado?
  • Hombre, mejor Ben Sliman, donde también hay aeropuerto, hospital y es céntrico.
  • No hombre no, al aeropuerto de Oujda, como a los que se trajeron desde Argelia, para que pasen la cuarentena en Saidía,… junto a la playa, pero sin arrimarse.

Y hablando de otro tema, muy preocupante por cierto, la operación Paso del Estrecho, que en Marruecos pasó a llamarse pomposamente Operación Marhaba (bien venidos), la que permite la entrada por el Estrecho de cientos de miles de marroquíes que vienen de vacaciones a su país. Esa operación tendría que estar ya en marcha desde mediados de mes, pero todavía nada.

En la Dirección de la Marina Mercante dependiente del Ministerio de Equipamiento, Transporte y Logística, al parecer responsable de la operación en la parte marroquí, se dice que de momento no hay ninguna información oficial relativa al tema. En la parte española organizada el pasado año por   la dirección de la Subsecretaría del Ministerio del Interior, y la coordinación de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, tampoco se ha publicado nada. Hay que tener en cuenta que precisamente el año pasado durante toda la operación (salida desde España entre el 15 de junio y el 15 de agosto, y la fase de retorno 15 de julio a 15 de septiembre), han cruzado el Estrecho  3.340.045 pasajeros y 760.215 vehículos han cruzado el Estrecho, lo que representa un 3% y un 3,5% más que en 2018. Se dice pronto pero son muchos paisanos y muchos vehículos.

Si vamos a hacer que pasen la frontera a 300 personas por semana ¿cuántos años vamos a necesitar?

Pero no se olviden de Gaza, Siria, Irak, Egipto, ni de los miles de refugiados que andan por allí y por aquí en busca de salvación ahora que pronto será el Día Internacional del Refugiado.

 

Quién lo iba a decir, ya estamos en junio y llevamos  casi tres meses confinados. Esto es como todo, hay confinamientos de confinamientos y si hay que estar confinado, mejor que sea en casa de uno.

Por aquí y por allá se encuentran unos 32.000 marroquíes abandonados, fuera de sus casas porque la pandemia les pilló fuera del país. Ellos se encuentran a lo largo y ancho del globo y se sienten mal, dejados, abandonados, rechazados y algunos en situaciones familiares deplorables. Sienten que su país, su Gobierno y su Parlamento los han rechazado, no han hecho nada por ellos desde que a alguien se le ha ocurrido cerrar las fronteras, los espacios aéreo y marítimo, no permitiendo que nadie vuelva a su casa. Lo han cerrado todo y antes que nadie.

Nasser Bourita, el ministro marroquí se Asuntos Exteriores, Cooperación Internacional y Marroquíes Residentes en el Extranjero se ha cegado; no habrá pensado en ningún momento en ellos y los ha dejado colgados donde fuese para preservar un bajo índice de contagios, muertes y para frenar la expansión de la pandemia. Es una cuestión de prioridades. Bourita ha abandonado a 31.999 paisanos y ha rescatado a una ciudadana, ha repatriado a su hija que se encontraba estudiando en Londres. Sí lo ha hecho, y seguramente a su pesar, porque la mamá de la niña le ha ordenado que lo haga, que ella prefiere que su hija pase el confinamiento junto a ella, en su residencia de Rabat, en vez de una habitación en suelo londinense, como están cientos de chicos y chicas, incluida la mía.

A Marruecos, especialmente a Casablanca, Rabat y a Marrakech han volado a finales de marzo y en abril aviones españoles y franceses para repatriar a ciudadanos de ambos países y seguro que todavía queda alguna persona de estas nacionalidades que no ha tenido la suerte de embarcar retornando a su casa.

En Marruecos, como han recogido los medios, el Jefe del Gobierno ha comentado que están pensando en los paisanos confinados fuera del país y que iban a repatriarlos a razón de 300 personas por semana. Imagínense ustedes la burrada. Hemos calculado por una simple ecuación casi infantil que se necesitarían más de dos años para repatriar a los 32.000 ciudadanos a razón de 300 por semana. Se pueden creer tal barbaridad o es que el señor Otmani cree que la Covid-19 nos va a durar hasta el 2023. ¿Qué hacía y qué hace el Gobierno con su Comisión de expertos de la pandemia desde que cerraron las fronteras y prohibieron la circulación aérea y marítima?

De todos modos procedieron a la repatriación hace un par de semanas y se llevaron al país a los paisanos que se encontraban en Melilla, Ceuta y Argelia. Todo ello con una desorganización del copón de mico ya que de Ceuta iban a retirar a 300 personas en varios autocares y se encontraron que había 800. El hecho es que la lista de personas que querían regresar a casa la había confeccionado una asociación un mes y medio antes y no recogía ni la mitad de los que se encontraron. Y, precisamente en Ceuta se ha dejado de repatriar ya que se han detectado algunos Covid-19 positivos entre los trasladados a la provincia de Tetuán. La próxima semana quizás continúen con la repatriación y así lo deseamos, pero veremos cuanto va a durar la operación.

La imagen que ha recorrido el mundo esta semana es la de George Floyd, hombre de raza negra a quien un agente del orden en Minneapolis, EEUU, pone fin a su vida apretándole el cuello contra el suelo con su rodilla, mientras él repetía que “no puedo respirar”, hasta que logró asfixiarlo. Esto ha transcurrido mientras muchos ciudadanos increpaban al policía asesino, que no ha dejado de apretar. Esta imagen de un vídeo grabado y colgado en Faceboock por D. Frazier ha sido la mecha del levantamiento de las grandes protestas que se llevaron a cabo en todo Estados Unidos e incluso la han traspasado para que se produzcan manifestaciones contra el racismo ante las embajadas de EEUU en infinidad de capitales europeas.  Este vídeo ha reavivado la memoria ciudadana que ha hecho circular en whatsapp la imagen en la que un soldado israelí asesina a un niño palestino apretándole también con su rodilla el cuello contra el suelo hasta acabar con su vida. Y me pregunto, si en este caso también, se puede hablar de cuestión de prioridades y a quién benefician estas prioridades.

Pero de todas las maneras no se olviden de Gaza, Siria, Irak, Egipto ni de los miles de refugiados que andan por ahí agazapados en espera de una salvación.