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Archivos Mensuales: septiembre 2020

El colmo de los colmos. Israel está desmantelando Cisjordania, está obligando a las familias palestinas abandonar sus casas y a pagar la propia demolición de sus edificios o bien, a destruirlas con sus propias manos. Pero también están destruyendo estructuras relacionadas con la higiene, infraestructuras de ayuda humanitaria o incluso edificios destinados a la cuarentena de pacientes de Covid-19, todo para que a los auténticos habitantes de la zona no les quede ni donde refugiarse. Más aún, les da 96 horas para llevar a cabo una monstruosa injusticia, ha anunciado el miércoles 23 de septiembre la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).

Israel quiere que los refugiados palestinos que todavía se encuentran en su tierra (Palestina), la abandonen y se hagan refugiados pero en otro sitio, fuera de Palestina. Esto es la mayor barbaridad a que puede una persona estar sometida. Encima de que te echan de casa, debes pagar quien la derribe o destruir tú mismo tu propio habitáculo, para quedarte en la calle. Lo siguiente es que también les pongan en las fronteras con otros países y les obliguen a entrar en Jordania, Siria, Líbano o en Egipto. Y si no, seguro que les empujarían al Mediterráneo, para acabar con ellos totalmente.

Qué les quedaría a los palestinos si salen de su tierra. Pues muy fácil, que la palabra Palestina dejaría de escribirse en los mapas que todavía señalan donde se encuentra. Que ese mapa tan conocido por todos, sólo tendrá escrito encima el nombre de Israel. Que el árabe será sustituido por el hebreo y dejaría de hablarse en la zona. Que nadie rezaría en nombre del Islam, allí donde Allah también ha planificado su creación y, sobre todo, porque millones de personas quedarían expulsadas de la tierra de sus antepasados para pasar a engrosar la lista de rechazados, desterrados y arrojados de su país. Nada, unos cuantos refugiados más, pero en vez de serlo sólo en su país, lo serían también en tierras ajenas.

Palestina, y Jerusalén en concreto, es la cuna de las tres religiones. Pero Israel ha querido hacerla suya, hacerla solamente judía y animó a Estados Unidos a trasladar su Embajada de Tel Aviv allí en el intento de cambiar de capital.

Para mí, la Tierra Prometida por Dios no era sólo para el primer patriarca Abraham y para sus descendientes. Aquí no puede haber exclusividad. Y pienso desde hace ya algún tiempo que Dios, seguramente se ha arrepentido de ofrecer tal promesa que Israel ha ocupado y hecho suya.

El Reino Unido primero y Estados Unidos después, acabaron con el sueño de muchos palestinos. La primera empujó a los judíos a radicalizarse y a fundar y crear el movimiento sionista y les entregó el territorio para fundar el Estado de Israel en 1948. Los hechos históricos, desde la Declaración de Balfour de 1917 en la que el gobierno británico se declara a favor de un «hogar nacional» para los judíos en Palestina, hasta nuestros días son conocidos de todos y son espeluznantes.

 Recordemos que el Comité Especial de las Naciones Unidas sobre Palestina aseguró en su informe a la Asamblea General del 3 de septiembre de 1947 que los motivos para que un Estado judío se estableciera en Medio Oriente se centraban en «argumentos basados en fuentes bíblicas e históricas», pero no comentó que los palestinos tenían igualmente el mismo derecho porque Allah los creó y diversificó ahí mismo también.

Una puntualización de lógica. El holocausto de seis millones de judíos muertos fue de la mano de los alemanes y no de los hermanos musulmanes de Hamas. Pero de quién llevan los judíos vengándose desde hace más de setenta años, de sus hermanos árabes, los palestinos. Esto es tan cierto como injusto.

No se olviden de Palestina y concretamente de Gaza, Siria, Irak y Egipto y acuérdense de los cientos de miles de refugiados del mundo que andan por todos los lados buscando sosiego y más concretamente de los refugiados-refugiados de Palestina.