Al parecer, Santiago Abascal está preocupado. Le tienen quitado el sueño los chicos del PP y del Cs. Dice que “Vox no puede representar a todo ese espectro político”, el que comprende a ambos partidos. Bueno, Abascal está subido después de los resultados de las elecciones de Cataluña. Es normal, Él ha visto cómo el Partido Popular ha perdido un escaño en esta última votación pasando de cuatro diputados a tan solo tres y cómo Ciudadanos se ha desplomado casi del todo perdiendo 30 escaños, pasando con ello de ser la primera fuerza a la séptima en el hemiciclo, obteniendo este 14 de febrero tan solo seis diputados.
Preguntado por el éxito electoral de su partido, se sale de la tangente y responde preconizando la pronta caída del Gobierno central al que desea ser “expulsado y se vea abocado a convocar a los españoles a las urnas” en unas “elecciones anticipadas”.
Abascal, él solito, quiere salvar a España y dice en la entrevista concedida a El Mundo, que su partido no va a abandonar el parlamento de Cataluña para irse a Madrid. Va a “levantar las banderas de manera permanente hasta ganar en Cataluña” (y me imagino que levantará también el brazo), y todo eso, con tan solo once escaños. Hay que tener valor y coraje. La botella siempre muy llena.
Valor y coraje tampoco le han faltado al joven presidente del PP que ha anunciado, con una rapidez inusual, que su partido dejaba su sede de la calle Génova 13 (el número sí que es algo fatídico) para instalarse en XXXXX para así cortar con el pasado del Partido Popular. Pablo Casado dice que el partido “no puede seguir pagando unas facturas que no conoce”, con lo que ha hecho alusión a los casos de corrupción del pasado reciente. “Desde hoy esta dirección no va a volver a dar explicaciones sobre ninguna cuestión pasada. No nos lo podemos permitir más con el calendario judicial que se avecina”, ha asegurado.
Este cambio de sede ha suscitado bromas, críticas, tomaduras de pelo y más de algún comentario. El primero fue el tuit que Podemos soltó de su cuenta oficial proponiendo como sede la cárcel de Soto del Real, haciendo referencia a los casos de corrupción que se han vivido en la calle Génova, incluida la reforma llevada a cabo cuyo coste ascendió a un millón y medio de euros pagados de la caja B del partido. Jaume Asens, presidente de Unidas Podemos en el Congreso, sostiene que el PP al abandonar su “cueva de Alí Babá, debe dar cuenta de lo que hicieron los cuarenta ladrones”. Si a esto le añadimos la noticia que ha circulado en el WhatsApp nada más producirse la noticia donde se supone que el edificio de Génova número 13, será adquirido por una empresa textil que se anuncia como que “inspira al mundo compartiendo su pasión por el estilo y la cultura mediterráneos”. La empresa española que se atribuye diseñar 18.000 prendas anualmente, tiene un nombre que sugiere las fechorías que cometían los dirigentes del PP en su sede que ahora quieren abandonar.
Bueno, pero no se olviden de Gaza, Siria, Irak, Egipto y Yemen, ni de los miles de refugiados que andan por todos los lados, en busca de un lugar donde simplemente poder vivir en paz.