Un as en la manga

Bárcenas tenía un as en la manga. Él recibía el dinero B, se quedaba con las cantidades que quería y apuntaba el resto en una libreta. Y para que a él no le pillen solo, hacía fotocopias de todo lo que guardaba, por si acaso algún día tenía que demostrar su inocencia, dejar claro que él era trigo limpio y que el resto, o sea, toda la plana mayor del Partido Popular, estaba informada del delito, era partícipe y además se beneficiaba de ello de una manera B, sin declarar a hacienda que somos todos los españoles.

La financiación ilegal del PP queda por esto más que demostrada. Y para colmo, su ex presidente puede  quedar para el arrastre. Tan solo queda que Bárcenas pueda demostrar que fue materialmente Mariano Rajoy, quien ha introducido esos papeles en la máquina trituradora de pruebas. Y no me extrañaría nada que lo haga. Les apuesto un café a que saca un vídeo donde, su entonces presidente, introduce los papelitos en la trituradora, viéndose nítidamente la fecha de las donaciones de alguna u otra manera. Café, seguramente ganado.

Vaya jugarreta. Está visto que no se puede uno fiar de nadie y menos de un tesorero, listo y ladrón para más señas. El mismo Bárcenas ha declarado que existe una grabación en la que el difunto Álvaro Lapuerta, antiguo tesorero del partido, reconoce que «mensualmente» se pagaban compensaciones en “negro” a dirigentes del PP, entre otros, al mismísimo Rajoy. Esto confirma que el expresidente sabía de la existencia de esa caja mucho antes de que en 2009 se lo presentase el nuevo tesorero. Y para que no quede señal de nada, el listo de Rajoy destruye las pruebas, fiándose del tesorero y sin preguntar si había copia de esos papeles. Poca visión, hombre.

Seguramente que Luis Bárcenas quiere ahora colaborar con la Justicia para sacar a su mujer Rosalía de la cárcel, donde se encuentra desde noviembre del año pasado. Su cuarto abogado ha pensado que es el momento de jugar esa papeleta bien guardada y que echa por tierra ese “aguanta Luis, sé fuerte” enviado por Rajoy por WhatsApp para solidarizarse con su tesorero, hace ya unos cuantos años. Pero Bárcenas se encontraba entonces muy cabreado y le espetó: «Tú sabrás a qué estás jugando, pero yo quedo liberado de todo compromiso contigo y con el partido».

Y a todo esto, qué dice la plana mayor actual del PP. Sí, que ese PP era de otros tiempos, ahora con el nuevo PP, el de Pablo Casado, Teodoro García Egea, José L. Martínez Almeida, Ana Beltrán, Antonio P. González Terol, María Elvira Rodríguez y la veterana Ana María Pastor, única veterana, junto a los/as demás chavales y chavalas de la Junta Directiva, estas cosas no pasan. Me parece bien, pero tiempo al tiempo.

Bárcenas dice que ha estado en conversaciones con dos actuales dirigentes del PP para que él deje de tirar de la cuerda que les sofoca. Mientras ellos dicen que no negocian con indeseables, por lo tanto que ningún dirigente de la actual camarilla de Pablo Casado ha podido negociar nada. Comenzado ya el juicio, el abogado de Bárcenas pide que haya un careo entre su defendido y Mariano Rajoy. Aleluya, eso no lo verán ni judíos, ni moros, ni cristianos.

Ya que estamos con cosas del PP, nos llama la atención la última barbaridad de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que no se baja del burro y le parecen bien las declaraciones de la gerente del Hospital de Alcalá de Henares, Dolores Rubio, que ha propuesto retirarles los teléfonos móviles a los pacientes de Covid-19 de cualquier hospital de la comunidad, para impedir que contacten con sus familiares, con el fin de superar sus reticencias y forzar su traslado al centro de pandemias Isabel Zendal. Menuda broma, después de obligar al personal de enfermería al traslado obligatorio de destino de trabajo, ahora de está obligando a los enfermos a un traslado forzoso al Zendal. Esto, justo ahora que se han prohibido las visitas a los enfermos de cualquier especialidad, en todos los hospitales y clínicas de Madrid.

Aquí tan sólo queda un ruego: no se olviden de Egipto, Siria, Irak, Yemen, ni los cientos de refugiados que agazapados andan por acá y por allá sudando tinta. Si no se lo creen, vean el documental Cartas mojadas de Paula Palacios, que se les estremecerá el alma y se les pondrán todos los pelos de punta como le ha pasado a un servidor.

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