Nuestro año más duro (1)

Sin duda alguna, el año que estamos despidiendo, ha sido el peor del último decenio. Ha sido tan duro como desesperado; y si no, paren un momento, piensen y recuerden.

Aquí en España, la pandemia después de atizarnos fuerte a primeros de año, empezó a aflojar y nos ha dado un descanso relativo, para incluso poder coger unas pequeñas y reducidas vacaciones en el verano, que en mi caso han sido de dos semanas. El último trimestre del año que corresponde al otoño, nos ha vuelto a martirizar con estas subidas tan mal contabilizadas según mi opinión, al relacionarlas con los cien mil habitantes. Seguro que lo hacen para que parezcan menos masticables las noticias.

Imagínense qué es más penoso, decir que en mayo se han notificado 656.760 casos confirmados de Covid en la Comunidad de Madrid, o decir que ha habido una incidencia acumulada de 9.686,9 casos por 100.000 habitantes; al igual que comentar que en los últimos 14 días el número de casos confirmados fue de 12.515 que representan una incidencia de 184,6 casos por 100.000 habitantes. (Éstas son cifras oficiales del Informe Epidemiológico COVID-19. Madrid 01 de junio de 2021). Evidentemente no es igual hablar de 656 mil y poico y 12.515 que de 9686 y 184 casos por cien mil habitantes. Pero en suma lo que interesa saber es el número total de infectados, ingresados en hospitales y fallecidos.

Aquí la economía nos está jugando una mala pasada y el Gobierno no parece satisfecho con las previsiones para este año ni para el próximo. Desde la Comunidad y desde el Ayuntamiento de Madrid, están bailando con el más feo. Sí, con el más feo porque son ellas las que bailan y no ellos. Ellas nuestra Presidenta y nuestra Vicealcaldesa. La primera está empeñada en enfrentarse, llevarle la contraria y compararse con el Presidente del Gobierno del país y la segunda, está dando palos de ciega al problema de las terrazas, empeñada en salvar y proteger a la hostelería de no sé qué crisis, como si fueran los únicos empresarios que ha perjudicado la pandemia. Oiga, paren y miren a su alrededor. Presidenta compárese, critique y métase con los de su tamaño y especie, y deje en paz a los estamentos más altos que ya tienen a sus detractores detrás de ellos vigilándolos y amenazándoles, como tiene que ser. Y usted, Vicealcaldesa, un poco de cordura por favor, y si quiere favorecer a los baristas, tenga en cuenta también a los cientos de miles de ciudadanos que sufren a consecuencia de una reglamentación mal planificada, no respetada y que resulta más perjudicial que ordenada.

No, si esto no se ha acabado todavía, porque tenemos pandemia para rato. Ahora mismo, en este instante me acaban de informar que ha fallecido el esposo de una compañera de mi mujer. Vaya desde aquí mi humilde homenaje a un hombre tranquilo, tal como poco le conozco y todas mis condolencias a su pequeña y gran familia. Ahmad, descansa en paz. Ya me dirán ustedes, quién en este mísero momento no ha perdido un familiar, amigo o conocido a causa de esta sexta ola, cuyos síntomas no difieren de los de una vulgar y normal gripe.

La verdad es que este año tan duro, lo ha sido también por otras causas igual de importantes. Las relaciones con nuestro vecino más próximo, el vecino del sur, han resultado de lo más extravagantes y raras. Y hay muchos paisanos que siempre han pensado que desde siempre han sido unas relaciones muy controvertidas y quizás razón no les falte. Desde la época de la Transición, la amistad entre los monarcas de ambos países ha jugado un papel primordial para solucionar cualquier problema, hasta que Mohamed VI ha decretado que la cuestión del Sáhara es primordial para Marruecos y que para ello él es capaz incluso de bailar hasta con la más fea, después de contar con el apoyo de EE.UU., Israel, Alemania… Pero España no quiere ni puede entenderlo.

Cierto es que estos no son los únicos escollos de la España de hoy y haberlos haylos e incluso, mucho más gordos. Pero no se olviden de Gaza, Egipto, Yemen, Siria, Irak ni de los cientos de miles de refugiados agazapados en cualquier cuneta.

Deja un comentario