La verdad es que la guerra que se ha montado el señor Putin con Ucrania, no me ha quitado el sueño en ningún momento. No la considero justa, ni necesaria, ni indispensable, sino que al contrario es una cagada del dictador ruso que se ha metido en lleno casi en una guerra civil, para someter a la fuerza a quien quiere liberarse de su yugo. Que estas cosas estén pasando en el siglo XXI y en Europa precisamente, denota que esta humanidad que compartimos no tiene razón de ser ni sentido alguno.
Sí es una guerra inhumana, pero hubo y hay muchas y peores guerras en el mundo, guerras más injustas, peor consideradas, muy abusivas y hasta infundadas que no han despertado tanta pena ni tanta repulsa en Europa. Estas fueron y son las guerras que, en muchos casos, crearon y cultivaron los propios europeos o ayudaron a encender su llama, pero siempre fuera de su territorio. Bueno, tengamos en cuenta que la vieja Europa fue testigo de dos guerras que casi acaban con todo, porque hicieron que todo el mundo participase en ella sin querer y para eso las llamaron mundiales y no europeas. Porque díganme ¿qué tenía que ver un país africano o asiático colonizado en una lucha entre las naciones europeas? A mi entender nada de nada. Eso era algo interno que no favorece en nada a un tercero que se encuentra a unos cuantos miles de kilómetros distante de Europa. Pues miren, sí. Las naciones europeas en litigio, consiguieron que muchos africanos y asiáticos participasen en su lucha y hasta perdiesen su vida por combatir a un enemigo que no tenían y que hipotéticamente nada les había hacho. Ellos convirtieron una guerra local en mundial.
Volviendo a Putin, está claro que a este hombre no le van bien las cosas y que erró el tiro. Se ha equivocado al creer que Ucrania era una pista plana, sin bache alguno donde poder entrar y salir sin sufrir daños, estropicios ni represalias.
Me da a mí que lo que quiere y/o pretende es convertirse en el Hitler del siglo XXI, iniciar la Tercera Guerra Europea y hacer que sea Mundial.
Pero no me podía creer que al estratega ruso, al ingenioso y perspicaz hombre de la inteligencia civil y militar, la historia le podía hacer pasar y sufrir un estrago de semejante envergadura. Resulta que se ha quedado sin soldados activos para repeler o atacar a una pequeña potencia que durante muchas décadas ha comido de su mano. Válgame Dios y para solucionario tiene que llamar a los reservistas, al reclutamiento voluntario que ha mutado y convertido en obligatorio.
El colmo de los colmos es que cientos, o mejor miles de jóvenes rusos se dirijan diariamente desde hace una semana a las fronteras rusas con Georgia y Finlandia para escapar y huir del reclutamiento plantado y requerido por el Kremlin. Las colas en las fronteras son interminables y los vuelos están a unos precios prohibitivos. Es una población, una ciudadanía que no quiere participar en una guerra tan falsa como detestada que ha creado un gran malestar social.
Aunque esto suceda en la legendaria Europa, no se olviden de Palestina, Irak, Siria, Yemen, ni de los miles de refugiados agazapados en cualquier rincón del mundo.