Tres hechos insólitos han enturbiado y amargado nuestra existencia en el último mes: los terremotos de Marruecos y Afganistán y la guerra que se ha declarado en Palestina, tras los bombardeos y la inclusión de Hamas en los territorios judíos.
Marruecos ha sobrevivido a un gran terremoto que ha sacudido a casi todo el país, incluso ha llegado al sur de España, terremoto que ha dejado tres mil muertos y la destrucción de muchas aldeas y viviendas en la zona del Gran Atlas, afectando a cinco provincias. Recordemos que el terremoto de Agadir de 1961, había causado 12.000 muertes por haber tenido su centro sísmico en esta ciudad, que estaba prescrita a ser un centro turístico por excelencia. En 2004 la sacudida de la región de Alhucemas se ha saldado con aproximadamente 700 muertes y mil heridos.
Un desastre y una pena por dejar huérfanos, viudas y ancianos sin hogar ni medios de existencia, además de los pobres malheridos a quienes el ejército ha tenido que socorrer plantando hospitales de campaña. Pero el auxilio no tardó en llegar desde todas las zonas del país, mientras el Estado empezaba a organizar cómo reconstruir lo derribado y como levantar lo caído.
Suerte están teniendo en Marruecos por las ayudas que ha recibido, tanto del interior como del exterior, a tal punto que las relaciones entre este país y Francia se han visto tambalear al no aceptar Rabat que París participase en socorrer a la población afectada. Chapeau a los miembros de la UME españoles que han participado en auxiliar a la gente que se quedó atrapada entre los escombros de las viviendas de adobe, tan numerosas por la zona.
Suerte tiene Marruecos digo, por tantas ayudas recibidas, porque Afganistán cuya región oeste, la más próxima a Irán, tan propensa a los desastres naturales, fue sacudida recientemente dos veces, ha cobrado más de 2.400 vidas, tiene una población empobrecida, está a falta de infraestructuras y los apoyos internacionales que podían aportar ayudas al desarrollo, han tenido que dejar el país recientemente nada más constituirse el nuevo gobierno.
El ataque del grupo terrorista Hamas a Israel, ha sido el no va más. Es exactamente lo que esperaba Israel para justificarse y alcanzar el beneplácito de todas las fuerzas internacionales, para comenzar a liquidar a sus acérrimos enemigos palestinos, en concepto de defensa de su territorio. Hoy mismo, la misma presidenta de la Comisión Europea y delegados de Francia y Alemania se dirigen allí para apoyar a este pobre atacado y humillado por los terroristas de Hamás. Es una pena, porque estos representantes europeos no han acudido, en ningún momento de este año, cuando Israel asesinó a 268 personas entre los que se encontraban niños y ancianos, cuando ha confiscado tierras o profanado lugares santos del islam, ni cuando los colonos han invadido territorios palestinos, como aseguró el embajador palestino en Madrid hace unos días.
Alemania y Francia han prohibido estos días las manifestaciones en apoyo de Palestina, mientras que en el Reino Unido se advierte que ondear la bandera de ese país puede ser considerado un delito de orden público. Bueno, no esperábamos otra reacción, porque ¿qué iban a decir las potencias causantes de la ocupación de Palestina por el opresor israelí?
Es cierto que Hamás tiró la primera piedra, aunque no sido la única vez. Es cierto también que ha dado en la diana con sus bombardeos y su inclusión en tierra enemiga, y esta sí que ha sido la primera vez. Las bajas han sido numerosas para ambas partes, pero el número de víctimas palestinas supera al de víctimas israelíes. Y lo que parecía una escaramuza de fin de semana iniciada por Hamás, se está convirtiendo en una guerra seria e intuyo que muy larga.
El Ejército de Israel inicia la evacuación de Gaza y ordena a un millón cien mil personas a abandonar la zona norte y refugiarse al sur de la Franja. Se dice que ha dispuesto unos 360.000 soldados para entrar en la zona y acabar con todo ser viviente.
Realmente Gaza no es Hamás. Allí hay población civil indefensa, hay extranjeros y se sabe que muchos españoles. Israel ha lanzado un comunicado donde pedía a los ciudadanos del norte de la Franja de Gaza que abandonaran la zona y se vayan al sur. Quieren evacuar a un millón cien mil personas por sus propios medios, entre los que se encuentran mujeres, niños, ancianos y enfermos. Una locura que no acepta ni la ONU, pero el plazo se está acabando. Queridos/as, piensen en lo que estarán sufriendo las personas que están en Gaza en este momento, piensen igualmente en los cientos de miles de inmigrantes que se encuentren agazapados en mil rincones del mundo. Ellos también tienen derecho a ser libres.