Aguas claras y aguas turbias

Este verano está siendo muy caliente, tanto como el pasado y el anterior, pero todo depende de dónde lo pasa uno. En el norte de este, país siempre las temperaturas son más suaves sino algo más frescas. Dejando aparte los termómetros, lo que más preocupa son las subidas de tono y las memeces que, a gran escala, pronuncian o hacen los que nos gobiernan tanto aquí como allá.

No me digan que la huida que protagonizó Puigdemont, no ha sido de risa y qué pensarán del sorteo que prepara el eurodiputado Alvise para donar su sueldo a un afortunado. Fuera de nuestras fronteras y precisamente en América, sabemos que Brasil y Colombia han planteado a Maduro que repita las elecciones, después del fiasco que se ha producido en Venezuela. Y para colmo resulta que Rusia acusa a los soldados ucranianos de disparar contra la población civil en la provincia de Kursk deliberadamente durante su invasión, cuando éstos anunciaron la apertura de corredores humanitarios para la evacuación de los civiles en esa región.

Sabemos que, en Gaza Israel ha asesinado a más de 40.000 personas en los diez meses que van desde octubre del año pasado, hasta el actual mes de agosto. Han sido cuatro mil personas por mes, casi nada. Pero, ¿a cuántas personas ha asesinado Rusia en Ucrania?  Pues miren ustedes, … no me queda nada claro, y parece como que se quiere que los datos queden en el anonimato. Dicen que desde febrero de 2022, en que comenzó la guerra, hay unas 500.000 personas entre soldados ucranianos y rusos muertos o heridos, según informa el New York Times, citando, no se pierdan esto, a funcionarios estadounidenses autónomos.

Lo especificado de estas cifras es que las bajas militares rusas se acercan a las 300.000, incluyendo a 120.000 muertos y entre 170.000 y 180.000 heridos, mientras que las bajas ucranianas se acercan a las 70.000, con entre 100.000 y 120.000 heridos. Al parecer Moscú estima a la baja el número de muertos y Kiev no publica cifras oficiales en la era de la Inteligencia Artificial. Nada, es como revelar que “mis muertos son míos y a nadie interesa ni importa saber más”.

En Gaza está claro, más claro que el agua limpia, mientras entre Ucrania y Rusia el agua es intensamente turbia.

Hay otra cosa que queda clara. Que en Gaza no se distingue entre milicianos de Hamás y la población civil. De los muertos, el 70% son mujeres (11.100) y menores de edad (16.500), incluidos los dos niños de cuatro días de vida que han muerto recientemente junto a su madre y su abuela en un bombardeo, mientras el padre volvía con las partidas de nacimiento de ambos. Y para colmo, añadimos que en Gaza han quedado huérfanos alrededor de 17.000 niños de uno o de ambos progenitores.

Israel no contabiliza los civiles que asesina en Gaza, tan solo habla de 17.000 terroristas, todos ellos milicianos de Hamás. Aquí también las aguas son turbias ya que, para Israel, todos los palestinos son terroristas y milicianos, da igual que sean hombres mujeres, ancianos o niños.

A tener en cuenta que, a esas 40.000 muertes declaradas por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás, que Naciones Unidas confirma y recoge en sus informes, habrá que agregar los 600 soldados israelíes muertos desde aquel 7 de octubre de 2023.

Estados Unidos, Catar y Egipto, habían anunciado una reunión entre Israel y Hamás para alcanzar el alto el fuego en Gaza, reunión a la cual Hamás había anunciado que no acudiría, y el lugar era la ciudad de Doha. Pero imagínense a quien ha enviado Israel para discutir de paz, al jefe de inteligencia exterior, a su homólogo en el servicio interior y a un general de sus tropas para supervisar las conversaciones en nombre del ejército. Menudo trio para buscar un alto el fuego.

Pero no se olviden de Gaza, Yemen, Sudán, ni de todos los humanos que andan por ahí agazapados esperando tiempos mejores.

Deja un comentario