La FAPE, nuestra Federación de Asociaciones de Periodistas, ha organizado una concentración en más de cuarenta ciudades españolas en protesta por la situación de la profesión periodística en nuestro país, donde más de seis mil periodistas han perdido su empleo en los últimos cuatro años, 1300 de ellos durante el primer trimestre del presente 2012. No creo que haya habido profesión peor tratada en lo que llevamos de crisis.

Varios son los temas que  ensombrecen actualmente el desarrollo de la actividad periodística, donde pasamos de la negativa a contestar las preguntas de los redactores en las ruedas de prensa, a la vejación de la profesión, la utilización de alumnos en prácticas como conejillos de indias, sin sueldo ni beneficio alguno,  utilizando la explotación periodística para ahorrarse el sueldo de u empleado. Todo esto ha desembocado en la creación del movimiento Gratis no trabajo, tan debatido en las redes sociales bajo la etiqueta #periodigno, donde se denuncian, a nivel internacional, las ofertas de trabajo recibidas con la excusa de la tan llevada y traída crisis.

Es indignante para la prensa en general, que un medio pague 10 céntimos de euro por un artículo, es indignante que la jornada de los becarios sobrepase las diez horas diarias y que sus condiciones de trabajo sean tan precarias.

Esto es lo que se denuncia aquí a este lado del Estrecho.

Al otro lado, y en Marruecos concretamente, este Día Mundial de la Libertad de Prensa ha llegado con una alegría y con una tristeza. Nos alegramos porque el periodista Rachid Nini se encuentra en libertad después de pasar 365 días en prisión y nos entristecemos por el fallecimiento de un maestro, un creador de escuela, una bellísima persona y, en definitiva, un amigo. Señores y señoras ha muerto Abdeljabbar Shimi.

Rachid Nini ha sido condenado a un año de prisión por denunciar la corrupción y a los corruptos y por poner en evidencia a los servicios de contraespionaje del país. Lógicamente, así no hay quien gane amigos. Desde su larga columna en la contraportada del tabloide Al Massae, fundado por él mismo y uno de los primeros periódicos libres del país, ha ido, día a día, repartiendo desde suaves bofetadas hasta duros golpes a los hombres del régimen y a los desvergonzados oportunistas, desvelando nombres, hechos y acontecimientos nada legales, corrupción, abuso de poder, etc. Con Rachid Nini ha herrado la suposición de que en Marruecos nada es sagrado más que la familia real, la unidad territorial y la religión islámica.

Su excarcelación hace unos días, después de cumplir íntegra la condena impuesta por un juez de Tribunal de Primera Instancia de Casablanca, es el testimonio de que todavía quedan en Marruecos hombres en la sombra, capaces de mover los hilos para  enjuiciar al denunciante, castigar al honesto y maldecir al benigno.

A Rachid Nini se le ha aplicado, indudablemente, un juicio político ya que no se entiende cómo es condenado aplicándole el código penal, habiendo un código de prensa. Pero son cosas que pasan y esperemos que algún día, más nos vale que sea pronto que tarde, se podrá alcanzar esa libertad de prensa tan añorada.

Abdeljabbar Shimi, redactor, jefe de redacción y más tarde director de Al Alam (La bandera), periódico del partido nacionalista del Istiqlal, era toda una institución del periodismo marroquí. Como periodista y escritor ha contribuido de una manera sólida en crear una línea de investigación en la cultura y en las artes por su innovación, creatividad y amor a ambas disciplinas, cuando no existía otro periodismo en el país, y cuando su diario era el periódico de un gran número de  marroquíes, sin tener en cuenta los ideales ni las tendencias políticas.

Abdeljabbar Shimi ha insuflado e inspirado a través de sus columnas “Las noches”, “Ocurrencias volátiles” y “Autográfico” y por medio del suplemento cultural Al Alam Azzakafi un espíritu innovador al nuevo Marruecos creado tras la independencia a finales de los años cincuenta.

Había sido un lector asiduo de sus columnas y trabajos y personalmente le conocí a primeros de los años ochenta, cuando me inicié en la profesión periodística con una columna semanal y en español en el diario L´Opinion, versión francesa de su Al Alam donde los domingos se incluía una doble página en castellano. La columna que me permitía seguir en contacto con la lengua de Cervantes y, esencialmente, escapar de la información oficial, gubernamental y administrativa que hacía desde la Televisión Marroquí. Desde aquí, vaya mi homenaje a tan singular persona, cuyo recuerdo permanecerá eternamente en mi  memoria.-