El Rey ha abdicado, viva el Rey

moha-retrato-okBueno, por fin se ha acabado el calvario de estos días de atrás. Nuestra selección de fútbol ya ha regresado a casa “sana y salva” después de su periplo brasileño y el Rey ya ha firmado su abdicación y a Rey abdicado, Rey impuesto.
Menuda semanita. Yo no sé cuál es habitualmente ni cuál ha sido vuestra relación con los medios durante este tiempo. Yo, que devoro los medios, he terminado saciado, aburrido, cansado y hasta diría asqueado de tanto de lo mismo.
Empecemos por La Roja. Jamás había visto a un equipo con tantas ganas de perder. Sí, con ganas de perder… Normalmente cuando unos jóvenes como ellos saltan al campo, lo hacen con fuerza, con ánimos, con valentía y con coraje. Pero no era así. Estaban fríos, despreocupados, descentrados, sin ganas de hacer nada y para colmo sin ánimos de luchar. Vale que alguno estuviera un poco tocado de tantos partidos jugados en la pasada temporada. Vale que algunos recordaran la última victoria (16 de los 23 jugadores habían estado en el Mundial de Sudáfrica) y se creían que esto estaba ganado; pero cuando querían reaccionar, el cansancio ya había hecho sus mellas en ellos y no había manera de recuperar nada. Vale que los 750.000 € de prima que se suponía iban a obtener por ganar el Mundial no es gran cosa dado el dinero que normalmente se embolsan y que tienen casi todos; por lo cual descartamos el motivo económico como aliciente para nadie. Vale que algunos estuviesen más preocupados por sus traspasos, cambios de equipo y futuros salarios. Vale que creamos que era cierta la presión que los jugadores del Barça ejercían sobre el entrenador.
No quisiera entrar en las listas de Del Bosque ni en su ceguera y confianza en Casillas, que ha jugado más como defensa y no ha defendido su portería como debía. Nada se ha sabido de lo que sucedía o se comentaba en el vestuario. Se han visto caras largas, enfados y nada más. Los 23 no han estado a la altura ni a la confianza que millones de ciudadanos habían depositado en ellos. Y para colmo llegan a Barajas y le dan plantón a los pocos o muchos aficionados que les estaban esperando para animarles a pesar del fracaso. Sí, el vuelo de regreso ha sido movido, muy movido: fuerte discusión de Jordi Alba con un periodista, un rayo que impacta con la nave, afortunadamente, sin consecuencia alguna, y para colmo, los chicos eligen escabullirse y salir por la puerta pequeña haciendo un gran feo a su público.
Bueno, se ha escrito, dicho, leído, oído y visto mucho sobre los dos temas en los medios. Se ha dicho de todo, con aciertos, desaciertos y hasta con fueras de tono. Porque, ustedes me dirán, ¿a qué viene que Felipe González salga defendiendo a La Roja tras su salida de la coronación del nuevo Rey? Oiga hábleme de la monarquía y de la república como formas de Estado y/o defínase usted de una vez para que los ciudadanos sepamos por quién nos jugamos las habichuelas. Salidas de tono como las de Artur Mas e Iñigo Urkullu al negarse a aplaudir en el acto de la coronación llevada a cabo en la Cámara Baja ante los congresistas y senadores de la Nación. Y luego, la represión contra los manifestantes a favor de un referéndum sobre la forma de Estado que más conviene a este país, represión que termina con las consabidas detenciones.
Felipe VI, que debe hablar catalán en la intimidad (como alguien más que vosotros y yo conocemos), lo hace para facilitarles la tarea de su aprendizaje a sus hijas, que deben estar también aprendiendo gallego. El Rey, digo, ha pronunciado un discurso bilingüe (mitad en castellano y mitad en catalán) en la entrega de los premios del Fórum Impulsa, protagonizados por la Fundación Príncipe de Girona que a partir de ahora hereda la princesa Leonor, en el que ha insistido en querer hacer a la corona cada vez más presente en Cataluña (éste fue el séptimo viaje que realiza este año a esta comunidad). Mientras tanto, el Parlamento catalán aprobaba una moción que reclama un referéndum consultivo sobre Monarquía o República y se organizaba una protesta contra la presencia del Rey en su ciudad. Cosas de la vida.
Esto pasa por aquí, y en otros lares también cuecen habas. Por ello, no se olviden de Gaza, Siria ni de Irak.

 

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